La enfermedad del
diablo.
A pesar de su no
participación en los juegos infantiles, prefiriendo la compañía de adultos con
conversaciones inteligentes, los libros y su computadora, Laurita no era
anormal, como algunos se habían dado en comentar, por el contrario, su actitud
obedecía a su alto coeficiente de inteligencia, resultándole ser las cosas
comunes para su edad, mediocres y aburridas.
Su gran apasionamiento por las ciencias le
condujo a obtener conocimientos superiores a una temprana edad que le ayudaran,
a su debido tiempo, ser admitida en la mejor escuela de medicina del pais así como, más tarde, en su exclusivo
adiestramiento como médico residente en el campo de la investigación científica,
carrera por la que sentía tener una gran vocación y había escogido para dedicar
el resto de su vida.
Después de pasar
un competitivo examen de oposición, entró a formar parte del exclusivo panel
científico de la muy prestigiosa universidad donde había estudiado su carrera.
Este grupo de prominentes médicos, estaban enfrascados en la investigación para
conseguir un medicamento efectivo en el tratamiento y la prevención, de una
enfermedad infecciosa endémica, que por ya haberse cobrado decenas de miles de
vidas, se le había dado en llamarle “La enfermedad del diablo”.
La doctora Laura
Pascal, trabajando obsesivamente en su laboratorio, logró obtener una cepa
atenuada del mortal virus, que ya había sido
inyectada en animales de laboratorio con satisfactorios resultados. Para
el estudio en humanos, inoculó el gérmen, en forma de vacuna, en su propio cuerpo. El resultado, completamente adverso, le provocó contraer la enfermedad. Ingresada en
la habitación # 123 de este mismo hospital universitario, después de unos
agonizantes días, perdió la batalla contra la muerte.
La casa de las
tejas rojas, al final de la calle, permanecía solitaria después del
fallecimiento de la extraña, solitaria mujer que la había ocupado. Su deterioro
estructural, el misterioso halo de luz constantemente reflejado a través de la
ventana en la planta superior, conjuntamente con los altos pinos que le
rodeaban, ofrecían una apariencia tétrica, capaz de ponerle los pelos de puntas
a cualquiera con tan solo acercarse. Los vecinos le llamaban “La casa embrujada”
Con mucho asombro
reflejado en su rostro, el director científico del hospital universitario leyó
el título del documento, que dentro de un sobre sin remitente, su secretaria le
acababa de poner en las manos: INDICACIONES DE CÓMO OBTENER LA CURA Y
PREVENCION DE “ LA ENFERMEDAD DEL DIABLO”. Su primera reacción fue pensar que
se trataba de una broma de mal gusto. Continuando la lectura, se da cuenta que
este documento solamente puede haber sido confeccionado por un buen científico,
con un amplio conocimiento de la materia que trataba. Reunido con su altamente
bien entrenado equipo, después de estudiar los detalles, se dedicaron a
trabajar, siguiendo paso a paso, sin obviar absolutamente nada, todas las
recomendaciones
Un muy importante
día para la humanidad, como un volcán en erupción con múltiples vórtices, todos
los medios de comunicaciones mundiales, difundían la noticia más importante de
los últimos años. Los grandes titulares decían: “ HA SIDO DESCUBIERTA LA CURA Y
PREVENCION DE LA ENFERMEDAD DEL DIABLO”
Atendiendo a una
orden, la asistente de enfermera, abre curiosamente, la puerta de la habitación
# 123, sin ocupantes en esos momentos, para apagar la luz roja de alarma que
aparentemente se ha disparado sola. ¡OH…mi Dios…! ¡Es la doctora Laura! ¡Está
muerta…!
Señorita
Martínez, no es infrecuente que en ciertos estados emocionales en momentos de
estrés, las personas visualicen figuras o imágenes fantasmales –Explicaba el
psiquiatra. Unos días de descanso y estas pastillas que le estoy recetando, le
ayudarán a recuperarse en poco tiempo.
Los vecinos del
pueblo celebran con alegría la desaparición de la misteriosa luz en la casa que
otrora perteneciera a la famosa doctora.
El brillante sol, que con energía descontaminante penetra a través de sus
puertas y ventanas abiertas, invita a su
nueva ocupación.
Nota del autor:
Todos los más destacados “espiritas” del mundo coinciden en que las personas
que en el momento de su muerte física están muy apegadas a la materia, no pasan
de inmediato a la otra dimensión. Los que han dejado cosas por resolver,
permanecerán cerca del plano terrenal hasta poder liberarse y ascender a planos
superiores. Algunos de estos espíritus pueden hacer manifestaciones físicas en
forma de lo que se llaman :FANTASMAS”
Biografia
Doctor
Ariel Arias
Directamente influenciado por el ambiente de un hogar con
padres y hermanos mayores aficionados a la literatura, Ariel Arias durante su
niñez tuvo la oportunidad de leer abundantemente escribiendo fábulas y
cuantas cosas pasaban por su imaginativa mente, sin haber guardado testimonios
escritos de los mismos. Más tarde, habiendo escogido dedicarse a una carrera de
ciencias, abandonó el contacto con toda otra literatura que no estuviera
relacionada con su profesión médica. Al cumplir los setenta años decide dejar
un legado escrito de su prolija vida escribiendo y publicando su autobiografía
"Por dentro y por fuera" que relata momentos bien importantes de su
inquietante andar y descubrir. Este trabajo fue seguido por otras dos
publicaciones "Un espíritu dos mansiones” e "Impresiones de un
sentir. Recientemente salió a la luz su novela "La última nube también
pasará"