Breve Currículum
Alma Mateos Taborda, poeta, escritora y
rapsoda de la ciudad de Río Cuarto,
provincia de Córdoba, República Argentina.
Integrante de la Comisión Directiva de la
Sociedad Argentina de Escritores. Filial Villa María, (S.A.D.E) y actualmente
socia de la misma entidad.
Ex Integrante
de la Comisión Directiva creadora de
la Sociedad de Escritores Ríocuartense (SER).
Participante de encuentros regionales,
nacionales e internacionales y de numerosas Antologías.
Cinco libros editados y dos sin editar.
NO ME
ACOSTUMBRO, AMOR, NO ME ACOSTUMBRO
No me acostumbro amor, no me acostumbro
a
susurrarle mis nostalgias a la luna,
con un
ruego de duendes taciturnos
que
intentan descifrar qué es la ausencia.
A que
febo me amanezca en la ventana
y no
estés a mi lado como antes,
para
conferirte mi sonrisa en las mañanas.
No
puedo ataviarme de tórridos eneros
en este
verano que me hiela el alma,
cuando
llora en mi ser, una canción de invierno,
sobre
una lluvia que no admite pausas.
No
puedo escoltar el canto de cigarras
que
anuncian el infierno de las siestas,
porque
abruma y duele la nostalgia
que en
cada poro de mi piel, hace su fiesta.
No me
acostumbro amor, no me acostumbro
a esta
lejanía sin respuestas,
a este
modo de inventar caminos
que
están llenos de olvidos y de rejas.
No me
acostumbro amor, no me acostumbro
a que
mis pies descalzos
no
jueguen con los tuyos
y a
esta soledad donde descubro
un
éxodo de palabras sin refugio.
No me
acostumbro a la fuga de las musas
que se
han vuelto esquivas con mis versos
que hoy
añoran los sueños sin quimeras,
donde
se encendían archipiélagos de besos,
si se
abrían los pilares de la entrega
y te
ibas lentamente hacia la rosa,
que nos
llenaba de placeres y de pájaros
y nos
decíamos a gritos, sin palabras,
porque
ejercitábamos un discurso de miradas.
No me
acostumbro, amor, no me acostumbro,
a
palpitar tu ausencia y me anochezco
sobre
un terreno de sombras que no alumbro,
porque
se desvanece la esencia de los sueños.
No me
acostumbro a esta nostalgia que me muere
y que
quisiera que nunca, de ella sepas,
porque
es como una espina que te hiere
en el
vértice del alma y fuera de ella.
A esta
distancia que nos mantiene separados,
a la
ruda indolencia de insomnios repetidos
junto a
un responso de pájaros callados,
apretados
por el yugo del silencio.
En tus
brazos ausentes, me guarezco,
mientras
callan las musas de mis versos,
porque
es tu ausencia la cruz que no merezco,
en el
final sin final, de nuestro amor profundo,
que
lastima duramente hasta los huesos…
¡Y no
me acostumbro, amor, no me acostumbro!
Alma
Mateos Taborda