Dr. Miguel Martin Farto-Cuba-USA
El cuento de Machín Gallo
Conocimos hace tiempo, en un
corral de gallina a un gallo grandote que andaba siempre vestido con pantalones
anchos, camiseta de manguita y espuelas de dos tonos le decían Machín-Gallo y
alardeaba de ser el más valiente de la comarca:
Cloc
Clo- Cloc-Cloc
Machín
Machón.
Cloc-Cloc-Cloc-Cloc
Qué guapetón
Pregonaban las gallinas a su
paso. En cierta ocasión que dormitaba en la rama de frondoso mango, un rayo de
luna, que se coló entre las hojas del árbol, vino a retozar en sus ojos sin
permitirle conciliar el sueño.
–¿Quién se atreve a molestarme?,
-dijo el Gallote, y al mirar hacia arriba se dio cuenta que era la luna, –la
mandaré a apagar -expresó decidido, y se fue a ver a Pato-Pataco.
–Oye Pato-Pataco, apágame la
luna.
–De eso nada Machín-Gallo, ¿Qué
sería de la noche sin su luna? Escucha…
Pero Machín-Gallo, sin hacer caso
de lo que iba a decir Pato-Pataco, se fue a ver a Cerdo-Tomás.
–Oye, Cerdo-Tomás, apágame la
luna.
–De eso nada, Machín-Gallo. ¿Qué
sería de la noche sin su luna?, -Escucha…
Pero Machín-Gallo, sin hacer caso
de lo que le iba a decir Pato-Pataco, y Cerdo-Tomás se fue a ver a Chivo-
Francisco.
–Oye Chivo-Francisco, apágame la
luna. -De eso nada, Machín-Gallo ¿Qué sería de la noche sin su luna? Escucha.
Pero Machín-Gallo, sin hacer caso
de lo que iban a decirle Pato-Pataco, Cerdo-Tomás y Chivo-Francisco, se fue a
ver a Vaca-Macaria.
–Oye Vaca-Macaria, apágame la
luna.
–De eso nada, Machín-Gallo. ¿Qué
sería de la noche sin su luna? Escucha…
Pero el Gallo se alejó sin hacer
caso de lo que iban a decirle Pato-Pataco, Cerdo-Tomas, Chivo-Francisco, y
Vaca-Macaria y ya desesperado, sin saber que hacer se encontró con
Globo-Carmelo que era un globo parecido a los que ustedes tienen para los
cumpleaños, claro que mucho más grande y con una gran cesta colgándole.
Globo-Carmelo al verlo, le dijo:
–He sabido que te molesta la
luna.
–Si es verdad y he mandado a
Pato-Pataco, Cerdo-Tomás, Chivo-Francisco y a Vaca-Macaria a apagarla y no han
querido.
–¿Y por qué no lo haces tú mismo?
¿Acaso tienes miedo?
–Qué va, Machín-Gallo no conoce
el miedo.
–Entonces monta en la cesta que
yo te llevaré.
Y cuando el gallo montó, el globo
comenzó a elevarse y a elevarse.
–Oye, yo creía que la luna estaba
más bajita -dijo Machín-Gallo algo preocupado.
Y el Globo continuaba elevándose,
elevándose.
–Oye, yo creía que la luna estaba
más cerca, -dijo Machín-Gallo algo temeroso.
Y el Globo seguía elevándose y
elevándose.
–Oye, cómo falta todavía para
llegar a la luna, -dijo Machín-Gallo ya tembloroso.
Y el Globo no dejaba de elevarse
y elevarse. Y cuando ya del corral no se veía nada, y las nubes que antes
estaban arriba, ahora estaban abajo, Machín-Gallo empezó a gritar:
–¡Bájenme de aquí, bájenme que
tengo miedo, bájenme que me caigo, auxilio que tengo miedo!...
–¿Cómo que tienes miedo? ¡Si tú
eres tremendo guapo!
–Por favor, Globo-Carmelo, bájame
pronto que tengo mucho miedo a las alturas.
–Engreído… y así te creías capaz
de apagar la luna. ¿Con qué derecho? No te das cuenta que la luna es de todos.
Además, para los que piensan como tú la luna está muy alta.
Machín-Gallo bajó la cabeza
abochornado, pero el Globo-Carmelo que comprendió su arrepentimiento, trató de
animarlo.
–Seguro que no te has preguntado
lo que querían decirte Pato-Pataco, Cerdo-Tomas, Chivo-Francisco y
Vaca-Macaria. Ellos solo quería que te fijaras bien en la luna para que vieras
lo linda que es, redonda, llena en medio de la campiña. Mira ahora, parece que
tiene argollas como aretes y que se pinta los ojos y los labios. Y mientras
Globo-Carmelo hablaba, Machín miró a la luna. De verdad que estaba bella, nunca
se había fijado bien en lo bonita que era. Cuentan que después de aquello el
Gallo cambió, que era otro Machín-Gallo, solamente guapo cuando tenía que
defender al gallinero, aunque dicen que lo de alardoso no se la ha quitado
mucho, porque el muy presumido anda pregonando que la luna se quiere casar con
él.