sábado, 8 de diciembre de 2018

DR. MIGUEL MARTIN FARTO-CUBA-USA EN IX ELILUC


Dr. Miguel Martin Farto-Cuba-USA

El cuento de Machín Gallo


Conocimos hace tiempo, en un corral de gallina a un gallo grandote que andaba siempre vestido con pantalones anchos, camiseta de manguita y espuelas de dos tonos le decían Machín-Gallo y alardeaba de ser el más valiente de la comarca:
Cloc Clo- Cloc-Cloc
Machín Machón.
Cloc-Cloc-Cloc-Cloc
Qué guapetón
Pregonaban las gallinas a su paso. En cierta ocasión que dormitaba en la rama de frondoso mango, un rayo de luna, que se coló entre las hojas del árbol, vino a retozar en sus ojos sin permitirle conciliar el sueño.
–¿Quién se atreve a molestarme?, -dijo el Gallote, y al mirar hacia arriba se dio cuenta que era la luna, –la mandaré a apagar -expresó decidido, y se fue a ver a Pato-Pataco.
–Oye Pato-Pataco, apágame la luna.
–De eso nada Machín-Gallo, ¿Qué sería de la noche sin su luna? Escucha…
Pero Machín-Gallo, sin hacer caso de lo que iba a decir Pato-Pataco, se fue a ver a Cerdo-Tomás.
–Oye, Cerdo-Tomás, apágame la luna.
–De eso nada, Machín-Gallo. ¿Qué sería de la noche sin su luna?, -Escucha…
Pero Machín-Gallo, sin hacer caso de lo que le iba a decir Pato-Pataco, y Cerdo-Tomás se fue a ver a Chivo- Francisco.
–Oye Chivo-Francisco, apágame la luna. -De eso nada, Machín-Gallo ¿Qué sería de la noche sin su luna? Escucha.
Pero Machín-Gallo, sin hacer caso de lo que iban a decirle Pato-Pataco, Cerdo-Tomás y Chivo-Francisco, se fue a ver a Vaca-Macaria.
–Oye Vaca-Macaria, apágame la luna.
–De eso nada, Machín-Gallo. ¿Qué sería de la noche sin su luna? Escucha…
Pero el Gallo se alejó sin hacer caso de lo que iban a decirle Pato-Pataco, Cerdo-Tomas, Chivo-Francisco, y Vaca-Macaria y ya desesperado, sin saber que hacer se encontró con Globo-Carmelo que era un globo parecido a los que ustedes tienen para los cumpleaños, claro que mucho más grande y con una gran cesta colgándole. Globo-Carmelo al verlo, le dijo:
–He sabido que te molesta la luna.
–Si es verdad y he mandado a Pato-Pataco, Cerdo-Tomás, Chivo-Francisco y a Vaca-Macaria a apagarla y no han querido.
–¿Y por qué no lo haces tú mismo? ¿Acaso tienes miedo?
–Qué va, Machín-Gallo no conoce el miedo.
–Entonces monta en la cesta que yo te llevaré.
Y cuando el gallo montó, el globo comenzó a elevarse y a elevarse.
–Oye, yo creía que la luna estaba más bajita -dijo Machín-Gallo algo preocupado.
Y el Globo continuaba elevándose, elevándose.
–Oye, yo creía que la luna estaba más cerca, -dijo Machín-Gallo algo temeroso.
Y el Globo seguía elevándose y elevándose.
–Oye, cómo falta todavía para llegar a la luna, -dijo Machín-Gallo ya tembloroso.
Y el Globo no dejaba de elevarse y elevarse. Y cuando ya del corral no se veía nada, y las nubes que antes estaban arriba, ahora estaban abajo, Machín-Gallo empezó a gritar:
–¡Bájenme de aquí, bájenme que tengo miedo, bájenme que me caigo, auxilio que tengo miedo!...
–¿Cómo que tienes miedo? ¡Si tú eres tremendo guapo!
–Por favor, Globo-Carmelo, bájame pronto que tengo mucho miedo a las alturas.
–Engreído… y así te creías capaz de apagar la luna. ¿Con qué derecho? No te das cuenta que la luna es de todos. Además, para los que piensan como tú la luna está muy alta.
Machín-Gallo bajó la cabeza abochornado, pero el Globo-Carmelo que comprendió su arrepentimiento, trató de animarlo.
–Seguro que no te has preguntado lo que querían decirte Pato-Pataco, Cerdo-Tomas, Chivo-Francisco y Vaca-Macaria. Ellos solo quería que te fijaras bien en la luna para que vieras lo linda que es, redonda, llena en medio de la campiña. Mira ahora, parece que tiene argollas como aretes y que se pinta los ojos y los labios. Y mientras Globo-Carmelo hablaba, Machín miró a la luna. De verdad que estaba bella, nunca se había fijado bien en lo bonita que era. Cuentan que después de aquello el Gallo cambió, que era otro Machín-Gallo, solamente guapo cuando tenía que defender al gallinero, aunque dicen que lo de alardoso no se la ha quitado mucho, porque el muy presumido anda pregonando que la luna se quiere casar con él.