JOSE MARCOS DE
OLIVEIRA-BRAZIL-USA
RIQUEZA DEL SILENCIO
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‘Las más lindas palabras de amor son dichas en el
silencio de una mirada.’
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(Da Vinci)
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No se busca el
silencio en fuentes externas, mismo porque él es la ausencia de sonido o de
ruido. Como símbolo, está inserido en un músculo rojo, ubicado bien en medio de
nuestro pecho. Y eso es siempre dicho por diversas escuelas filosóficas y
místicas, dándole un valor especial. Las vías coronarias son los vectores que
llevan al silencio mayor y profundo; así como la mente es la generadora y
mantenedora del pensamiento. Sin embargo, el silencio y el pensamiento no se
excluyen, o sea, ambos son necesarios a la actividad humana. De ahí sobrevienen
sus complementos como la intuición, las palabras y otras facultades.
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Saber silenciarse
es un arte que requiere técnica y disciplina. Desear el silencio es querer
alimentar el espíritu de fuerzas para seguir en la lucha del día a día. Como
todo proceso fisiológico, cuando nos nutrimos nos capacitamos de energías que
nos huyen durante el desgaste natural del vivir. Y en ese aspecto, el silencio
y su guardián, el corazón, son generosos, pues siempre proporcionan con
abundancia la vibración de la cual carecemos.
