ANA MARIA MANCEDA-PATAGONIA-ARGENTINA
IMÁGENES.
El tren pasaba con su ruidosa agonía
yo en el pasillo esperando verte
al pasar por la casa.
Y ahí estabas, tu presencia humilde
tu mano en alto, un llanto
adivinaba tu mirada
tallada por años en mi cerebro
reprochando mi abandono.
Al regresar te encontraba
quemando las hojas de un otoño seco.
Creía ver en ese montículo que exhalaba
incienso
las muñecas de porcelana, los disfraces,
las cadenas de oro, el derrumbe,
los fracasos y los odios.
El tren, tus tristezas, el incienso, los brillos,
y el abismo se asombraron.
Esta vez mi viaje sería sin tiempo.
En los pequeños regresos dejaría
un puñado de hojas secas para alimentar
el montículo en tu ritual de la hoguera.
Pero estabas…aún estabas.***