sábado, 9 de diciembre de 2017

ADOLFO RELTIH-COLOMBIA



DE CLARA MUERTE

En una bolsa plática 
o en una humilde sábana 
caben más muertos 
que en todas las fosas comunes 
que existen en el corazón 
de una guerra.

La existencia es tan insignificante 
en las guerras, 
que cualquier pedazo de asfalto, 
cualquier lodazal, 
cualquier basural, 
cualquier llanto, 
cualquier lamento 
sirve de envoltorio fúnebre.

No hay cementerios 
con tantas lápidas 
para enmarcar la muerte 
y sus victorias… 
no hay cementerio 
que inspiré esperanzas 
ni victorias.

Hay guerras tan absurdas, 
donde se entierran las esperanzas 
y las victorias.

No es justo que hayan guerras 
para matar personas, 
que hayan guerras 
para entristecer a las personas, 
que hayan guerras 
para hacer a los niños 
huérfanos, mutilados, 
adoptados y desaparecidos.

No es justo que las guerras 
se hagan sin derechos 
para violar a las mujeres.


No es justo creer que una guerra 
le hace bien al mundo, 
no es justo que haya personas 
que crean que ganar una guerra 
le hace bien al mundo.

No es justo que haya personas 
que financian las guerras, 
como si la desolación y la muerte 
fueran un proyecto de vida… 
no es justo que las guerras 
sean una oportunidad lucrativa, 
como si la desolación y la muerte 
fueran prioridad para la vida.

No, no es justo que las guerras 
sean una triste ilustración 
para justificar la muerte, 
para glorificar la muerte…!

Es injusto 
que en una simple bolsa de plástico 
o en una humilde sábana, 
haya lugar, 
para tantos sepelios colectivo...!

¿Cuántas declaraciones de amor 
se necesitan, 
para que no se declare la guerra?