La Casa que me quitaron
La casa donde vivía
fue mía, me la quitaron.
Allí esta mi nombre escrito
en el cemento del patio
como un simple testamento
de su antiguo propietario.
El dolor es mas profundo
cada ves que pasa un año
sin correr por los pasillos
y sin dormir en mi cuarto.
Se parece tanto a mí
que debe tener mis rasgos
ocultos en las paredes
como si fueran retratos
con lagrimas de cemento
que se caen a pedazos.
En el cordel de mi infancia
tiene pañales colgando
que esperando por un niño
todavía no han secado
y las ventanas del frente
igual que dos ojos pálidos
se cansaron de buscarme
pero no hallaron mis rastros
por que el polvo de la ausencia
a demás de ser nostálgico
ya no me deja pasar
semi desnudo y descalzo
por la puerta de la entrada
donde todavía el saco
guarda pisadas de ayer
dibujadas por el fango.
las columnas del portal
parecen hombres esclavos
soportando con el peso
de ver inquilinos raros
ignorantes de sudor
de injusticias y cansancios
que el esfuerzo un día mezclara
para alimentar parásitos.
por eso mismo no quiero
ni fortunas ni palacios,
yo solo quiero que un día
cuando todo sea exacto
antes que la vida olvide
las ampollas de las manos
en la losa principal
escribir un epitafio
con tinta negra que diga
agradezcan el regalo
que esta es la casa que un día
a mi niñez le quitaron.
Liusbel Rodriguez
Cuba