El gordo que quería subir a la montaña.
Erase que erase una vez, un joven apuesto con muy buena figura pero pesimista que quería escalar una gran montaña, pues le habían contado que en su cima se vivía muy bien. Se respiraba aire puro y la vista era magnifica a tal punto que todas las preocupaciones quedaban atrás.
Después de compartir sus deseos con muchas personas encontró a un amigo dispuesto a acompañarlo en esa aventura:
Temprano en la mañana empezaremos a escalar la montaña. Le dijo su amigo
¿Crees que podamos subirla?
Claro, somos jóvenes y ambiciosos, lo único que tenemos es que proponérnoslo.
No sé bien, si lo lograre. Mis zapatos están viejos y no tengo dinero para comprarme otros para el viaje.
Los míos también están viejos pero mi deseo de alcanzar la cima harán que resistan hasta llegar.
El joven estuvo pensándolo y pensándolo, hasta que decidió correré suerte y comenzar a escalar la montaña. A cada rato se entretenía con las mariposas de múltiples colores que se perdían dentro de los arbustos, se paraba tratando de escuchar algún ruido pensando que lo acechaban peligros, se quejaba que le dolían los pies y que el sol le quemaba la piel.
Su amigo le animaba contándole todo lo que harían cuando estuvieran en la cima, lo empujaba con la promesa de que descansarían en el próximo arrollo bajo los frondosos árboles; pero las quejas no paraban hasta que se sentó a descansar y a comer pues decía estar extenuado y que total no sería la cima tan buena cuando no veía a muchos queriendo ascender a la misma.
Su amigo le dejó la comida y el agua que llevaban y le dijo;
No descansare hasta llegar y disfrutar de todo lo que en esa cima hay para mi satisfacción.
Con estas palabras se despidió sin mirar hacia atrás, dejando a su amigo descansando y comiendo, mirando las mariposas y maldiciendo la hora en que decidió escalar la montaña.
Pasaron días hasta que pasó una joven que le preguntó:
¿Qué haces sentado perdiendo tu tiempo?
Descansado y disfrutando de la naturaleza.
Descansa cuando hayas llegado a la cima y disfrutaras el doble de lo que disfrutas aquí.
Siéntate un rato, come y descansa.
Si lo hago pierdo mi objetivo y mis fuerzas, ven conmigo así nos ayudaremos.
Lo pensó varias veces pero la joven eran verdaderamente hermosa y valía la pena acompañarla, así que trató de pararse pero había engordado tanto que no podía incorporarse le tendió la mano a la joven y esta lo ayudó a pararse.
La joven caminaba rápido pues estaba preparada para la ocasión y el gordo seguía quejándose y pidiendo a gritos que lo esperara.
Ella lo esperaba y le contaba de las maravillas de la vida y el de todas las dificultades y los obstáculos que encontrarían hasta alcanzar la cima, hablaron y hablaron hasta que la joven se cansó de la sobra negra que le estaba acompañando y le dejo atrás.
El se sintió dolido y se dio la razón a si mismo, maldecía a todos en voz alta, ya no observaba a las mariposas y sudaba a cántaros mirando hacia detrás a ver que era más corto el camino de regreso o el de ascenso. En ese momento escuchó una voz que lo sobresalto:
Si me pagas te doy todos los conocimientos para que llegues a la cima.
Pero no tengo dinero ¿cómo te voy a pagar?
Solo firma en el aire y es un compromiso con el universo que ha llegado a ti para ayudarte.
El gordo sudoroso miraba hacia todas partes pensando que se había vuelto loco. No divisaba a ningún ser humano, estaba solo en medio de esta montaña. Este pensamiento le asustó tanto que se vio firmando en el aire.
Has hecho lo correcto, cuando llegues a la cima me pagaras lo que me debes, de lo contrario el universo se encargara de cobrarte y ese es un precio muy alto.
La voz le empezó a dictarle muchas recomendaciones y conocimientos indispensables para el ascenso. Cuando cesaba de escucharse la voz, el gordo aprovechaba y empezaba a replicarle todo lo que la voz le aconsejaba. Pasaron los días hasta que la voz le dijo:
Y a estas preparado para llegar a la cima, sólo tienes que ponerlo en práctica.
Eres muy injusta voz, no me has impulsado ni un centímetro, estoy en el mismo lugar donde me encontraste y ahora de contra le debo dinero al universo.
Con los conocimientos llegaras tan lejos como tú quieras, depende de ti, ahora tienes dos motivos para llegar a la cima. El primero es probarte a ti mismo y conquistar todo lo que en ella está reservado para ti y el segundo es pagar al universo, pues debes conocer que en la cima crecen árboles con dinero, sólo tienes que tomarlos de sus ramas.
Dicho esto no se volvió a oír la voz y el gordo pensó que lo de los arboles con dinero le gustaba pero después desconfió y se dijo; que seguro que las ramas estarían tan altas que sería bien difícil llegar a ellas.
Pensando y pensando pasaron horas, llegó la noche y con ella vientos huracanados que arrancaron al gordo de su lugar, se trataba de aguantar de cuanto podía pero los arboles también eran arrancados de raíz. Giro, rodo, hasta que al amanecer se encontró de nuevo a los pies de la montaña, sin zapatos y con menos libras pues el zarandeo le había ayudado a lograr su figura original.
En su posición vio la cima bien lejana pero la voz le había dado los conocimientos necesarios para llegar a ella y debía pagarle al universo en poco tiempo si no quería seguir rodando como la noche anterior que el universo le advirtió todo lo peligroso que puede ser.
Por primera vez en su vida se llenó de optimismo y pensó que podía ayudar a las demás escribiendo una guía de cómo llegar a la cima de la montaña y ellos a su vez al comprarle el libro le ayudaría a saldar su deuda con el universo. Fue de esa forma que reunió su dinero y que muchas personas alcanzaron la cima en poco tiempo.
Entonces empezó a llamar a la voz para darle lo acordado pero no respondía, por más que gritaba nadie le contestaba, se durmió llamando a la voz y en su sueno oyó a la voz que le decía que estaba en la cima de la montana esperando su dinero y que cada día que pasara sin recibir su dinero le aumentaría el 50 % de lo que le había cobrado. Despertó muy asustado seguro que sólo había una forma de encaminar su vida.
De nuevo el joven se sitúo frente a la montaña miró hacia arriba y observó la cima, desvió su vista hacia abajo y sopeso sus zapatos nuevos, se adentro en los arbustos al pie de la montana y se dispuso a pagar su deuda con el universo.
América Sora
Cuba