TODA MUJER ES MADRE
De Xiomara J. Pages
Yo escribo poemas, declamados tantas veces,
dedicados a aquella mujer que espera,
a ésa que tras nueve, largos duros meses,
abraza al hijo amado, que adora y venera.
Y en mi egoísmo, al tener tal bendición,
a muchas otras madres yo las olvidé,
las que siempre son madres en su corazón
aunque en el vientre no haya crecido un bebé.
Cada corazón que es tierno y femenino
posee un algo protector y maternal,
algo que les viene del Cielo Divino,
que les otorga un Don sabio y natural.
Cuántas veces un hijo queda rechazado,
por esa madre que lo llevó muy dentro,
y lo acoge otra, como hijo adoptado,
es también eso, un maternal encuentro.
Y ese vientre vacío, se llena de dulzura,
repleta el corazón, aún lo más sagrado,
y esa mujer buena, con tal acción pura,
también en una Madre se ha transformado.
Otra dentro de sus entrañas lo lleva,
y por razones misteriosas no lo llegar a ver,
Dios recoge al hijo que la vida le niega,
quedando angustiada su alma de mujer.
Pero esta realidad no le obstaculiza,
ese sentimiento maternal y profundo,
ella lo comparte y su vida ameniza,
cuidando otros niños que ve por el mundo.
Cuántas veces todos, hemos acudido
a una dulce abuela o tía soltera
ésa que siempre nos ha correspondido
porque nos entrega una vida entera.
No es madre aquélla que en las entrañas
por meses lleva un hijo que siente moverse
y luego como cosa cruel y extraña,
lo abandona a su suerte, sin conmoverse.
Para ser buena madre se precisa ser
paciente, prudente y muy sacrificada,
no basta parirlo para luego obtener
el título de madre virtuosa y adnegada.
Se precisa coraje, decisión y fortaleza,
echarse a un lado, cuando no es necesaria,
ahí radica de la madre, la belleza
en el obrar constante, en la tarea diaria.
Y luego ese hijo se convierte en mariposa,
y vuela por el mundo recordando a su paso,
a la que, más que la vida, le dio bondadosa
lecciones, fe y vivencias, en cada abrazo.