sábado, 19 de marzo de 2011

La mujer deseada por Aberlardo Dominguez


La mujer deseada



Provocar no quisiera tus enojos


Y ni tampoco inferirte agravios


Quisiera haber cumplido mis antojos


Y seguir con mis impuros labios


Besar tu boca y besar tus ojos



Besar después tu negra cabellera


Y en tus hombros besarte largamente


Y en tus tupidos senos como un loco


Besarte con ansias y pasión ardiente


Seguir después y recorrer tu cuerpo



Bajar a la maraña oscura.


Nido de amor, botón de rosa


Y hacerte sentir


Las delicias de boca de amor y de ternura


Si eso llegase a suceder,



Yo te prometo que sabré conservar


Muy bien oculto entre los dos


El mágico secreto


Pues rindiendo a esa pasión culto


De saber ser callado y ser discreto



Por Abelardo Domínguez Ojeda


Barquisimeto, Septiembre 1992

Poeta y declamador cubano-venezolano