Cada tarde tu sonrisa
Se desnuda en un vaso de vino
O en la mano que dibuja
Su propio destino.
Te entristece pensar
Que tu látigo no es cruel,
Ni siquiera duro.
Tu pelo e un nido
De pequeñas cintas blanquecinas
Y tu cuerpo un caballo
Que no tiene caminos.
Tus manos dos trozos
De carne, que impresionan
En el papel ideas que no salen.
Tus ojos, ah tu ojos!,
Que pedazos tan tristes de manzanas.
Tus labios son amargos.
Tus labios impostores.
Todo es un fraude,
Una mentira que e toma
Con la tarde, en la calle.
Te quise en el rincón clandestino.
Te quise es cierto.
Aun te quiero. Pero de nada vale,
Cuerpo sin promesas.
Me desmiente tu rostro que se repite
En los vidrios de las galerías grises
De una ciudad sin pasos.
En los cafés tristones
Que se toman aguados.
Cada tarde tu sonrisa se desviste
Y en el momento solo,
Se queda esperando.