domingo, 13 de diciembre de 2015

OBRAS PARTICIPANTES VI ELILUC - SEPTIMO GRUPO

VIRTUAL



El Saci
J.Toharia-España


 Casi nunca fuimos a Sabiote en Semana Santa, la casa de la abuela no está preparada para soportar
 la inesperada visita de cuatro niños a cual más revoltoso.

Es lo que tiene tener entre cuatro y nueve años, la energía parece inagotable y la tranquilidad de una abuela viuda,  que vive sola, se vería demasiado alterada.

  Pero ese año tocaba, nunca llegué a recordar el porqué, pero la historia no es esa, el viaje fue muy largo, en aquellos años, ni las carreteras ni los vehículos son los que hay ahora, y tuvimos que hacer noche en Úbeda en casa de unos tíos, un problema en el coche viejo de papá nos retraso en ir a Sabiote un día más.

Así pues a la mañana siguiente, fresca, tirando a fría, de eso me acuerdo bien, a la altura del Paso en la carretera que une Sabiote a Úbeda, una figura alargada caminaba por el borde de la carretera en dirección contraria a la nuestra, y en un segundo mi padre reconoció esa figura, era el Abuelo.

Rápidamente redujo la marcha hasta detenerse a la altura de él, y después de saludarnos, les dije a mis padres que yo me bajaba del coche, que me quería ir con el abuelo dónde quisiera que él fuese.

El viejo refunfuñaba que hacía mucho frío y que mejor me hubiese ido con mi familia, al calorcito de algún brasero viejo de picón, de esos que decían las abuelas que salían cabrillas...

Pero al final accedió, y me fui con él, a dar una vuelta a la olivas, que les llamaba las del porvenir,
vete tu a saber que es esa palabra tan rara “porvenir” no estaba en mi cabeza aún una palabra tan
difícil de entender con esa edad.
                         
Mis padres siempre me habían dicho que éramos pobres, que había que apañarse con lo que teníamos, y que las chuches eran de los ricos, que no nos faltase nada de comer era lo más importante, esos eran sus principios y esos eran los principios que yo he asumido hasta el presente.

Pero mí abuelo tenía que ser rico, porque siempre que me veía, después de besarme me daba un caramelo “saci” y siempre tenía el bolsillo lleno de esos caramelos.

Y aquél día frío, también me dio el saci, y de nuevo me hizo creer que mi abuelo era rico, que

con aquél caramelo, Sabiote y los sacis siempre irán unidos a mis reflexiones.

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VIRTUAL



Ensueño
Por Marianela Puebla-Chile

Te despertaré somnolienta madrugada
acariciando en la tibia cama sus costillas.
Ven, trae su mano a mi frente
beso temporal, incipiente sol
toca mi piel en agonía.

Te descubriré
cuando abra las ventanas
y la claridad te desayune entre
nubes glotonas de palomitas de maíz.
Hoy nos quedaremos juntos
contemplando zopilotes cazando sueños
en un espacio celeste.

Hoy, nuestros anhelos se harán realidad,
cuando sacudas tus pestañas doradas
sobre el dintel del cuarto.
Platicaremos de crepúsculos naranjas,
de amaneceres celestes
y habrá infinito tiempo para amar.

Por eso querida madrugada
te espero posada en el último ensueño
como cada aurora,  gotas de rocío
en  hojas de esperanza.

LOCAL





Los dientes
Ana Kika Lopez-Cuba-USA

Desde que lo sentí llegar, ya sabía que estaba de mal humor por la forma en que había cerrado la puerta: un portazo, y directo al refrigerador a coger una cerveza. La destapó de un tirón y se la bebió a largos tragos. Yo, prudentemente, guardé silencio para darle tiempo de que se calmara. Pasaron unos minutos antes de que se dignara a saludarme.
Casi a gritos me dijo:
—Acabo de fajarme con Pancholo. No le di un puñetazo, porque estábamos en el trabajo, que si no…
— ¿Qué te pasó, mi amor?
— Este imbécil me discute que los Dolfins no van a ganar por su falta de estrategia en el juego. El que haya una jugada equivocada un día, no quiere decir que el team sea malo o que la estrategia no sirve. El que no sirve es él que no conoce los detalles del football americano.
—Ay, viejo, yo creí que estabas molesto por algo más importante.
— ¿Qué esto no es importante? ¡Tú no sabes cómo es el juego, así que ni me hables!
—No te enojes, mi vida. A ver, te voy a poner la tele para que veas las noticias de los deportes y enseguida  termino lo que estoy haciendo para prepararte el baño.
Él se levantó, aplastó la lata vacía con sus manazas, tomó otra cerveza del refri, y luego otra más, gruñendo constantemente.
—Viejo, ¡qué sed tienes hoy! — le dije, mientras me secaba las manos con un trapo.
Se acercó amenazante.
— ¡Tengo sed, tengo rabia y no te metas en lo que hago!
Dio un golpe tan fuerte en la meseta que a mí se me cayeron los dientes del susto.   
¡Mira lo que has hecho, so bruto! —Le grité furiosa ̶   Me tumbaste los dientes, los mejores y mas blanquitos que tenía… ¿Qué te has creído, malcriado? A mí no me asustes más porque te estoy dando trancazos con el rodillo hasta que te tranquilices.
—Vieja, pero si yo ni te he tocado, fue a ti a quien se le cayeron los dientes al suelo.
— ¡Por culpa tuya! Ahora mismo me los recoges todos y me los pones aquí otra vez.
Él se agachó y mansamente recogió, uno por uno, todos los dientes de ajo que estaban esparcidos por el piso de la cocina.
BIOGRAFÍA de Ana Kika López

Ana Kika López, nació en Chaparra, un pueblecito azucarero, en la provincia de Oriente, Cuba. Se graduó con un doctorado en Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana.  Estudió pintura en la Escuela Nacional de Arte San Alejandro. Escapó al exilio en 1964, pasando brevemente por México desde donde cruzó ilegalmente el rio Bravo en balsa para trasladarse a Estados Unidos.  
A su llegada, se radicó en New Jersey donde obtuvo un grado de Master en Rutgers University de New Brunswick. Trabajó en el Newark Museum como diseñadora hasta que, años después, se estableció en Miami donde reside actualmente.
Ha publicado una obra familiar/biográfica “Nuestra familia” (2002), y varias novelas más extensas: “Tiempo Mágico” (2005), “Crónicas de un viaje a Cuba” (2006), El Hermafrodita” (2011), Escribiduras” (2011), Un ángel chocó con la ventana” (2013) y “El ojo de la imaginación. Cuentos” (2015)
Sus cuentos han sido publicados en revistas, periódicos y en la Red. Además fueron premiados en España, Méjico, Argentina, Texas y  Miami. 
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LOCAL



DESTINO 




(Un  Pequeño Cuento  que pudo ser  la historia de un Alguien, un El y un Ella)

de Xiomara J. Pages
© 2001
Le conoció una tarde cualquiera,  en un lugar sin nombre transitado por muchos, pero  Ella  lo esperaba sólo  a  Él.  
Miraba entretenida unos papeles sentaba en una mesita del Café donde quedaron en reunirse.  Él no tardó en llegar y se acercó  sonriendo, ya que la reconoció al instante por las fotos de la prensa, y la llamó por su nombre.   Ella alzó los ojos, y  se encontró con la figura  alta de un hombre apuesto y  varonil.  Tenía un bigote y una barba ya casi blancos, pero eso lo hacía mucho más interesante.  Sus ojos tenían algo misterioso, y su voz la cautivó de inmediato.
Su saludo lleno de ternura no abandonó ese ademán señorial que la conquistó.  -"Hola, ¿Te hice esperar mucho?,"  dijo al hablarle...  -"No mucho," respondió   Ella con una suave sonrisa.
Comenzaron a charlar de mil cosas, de aquéllos eventos y planes entre periodistas, como habían acordado ese día.   Pero ambos se sentían nerviosos.  Ella estaba acostumbrada a conversar con otros hombres, reunirse con ellos en diferentes sitios, pero  hoy  sentía  algo  diferente  con  Él.   De pronto, le dió miedo que estuvieran tan cerca.  Podía sentir su aliento, su voz que  acariciaba sus oídos,  su piel aún tersa a pesar de los años y la rudeza de la vida, cada vez que  sus manos tropezaban entre los papeles.  Ella se sentía turbada, y trataba de disimularlo.   Dentro de aquellos ojos varoniles, se percibía  algo bueno y triste a la vez.   Algo le  atraía  inmensamente  hacia  aquel  hombre.
Llegó  a la casa, preguntándose tantas veces,  -"¿Por qué... Por qué siento esto con   Alguien que hasta hoy era desconocido para mí?" ... Cuestionaba el magnetismo que los atraía, porque Ella pudo intuir que Él también luchaba para evitar que se le notara.
Buscó la manera y todas las excusas posibles para seguir llamando y viéndolo de vez en cuando.   Compartieron más y más cosas en un corto tiempo, y llegaron a ser íntimos amigos.  Aprendieron mucho el uno del otro.  Hablaron de sus vidas, sus proyectos, sus metas.
Y un día, fue inevitable.  Se encontraban solos una tarde, trabajando en una vieja oficina del centro.  Ella  se le acercaba con un vaso de café entre las manos.  De repente, Él  la  tomó por la cintura... colocó el vaso sobre un buró cercano, y la  atrajo  contra  su  pecho.   La besó  mil veces,  Ella trató de rechazarlo inútilmente,  quería pensar en varios motivos para rechazarlo, pero no pudo... Cuando se dió cuenta ya Él besaba su boca, su cuello, su pecho, y la iba despojando de sus ropas.   Ella  le ayudó  a  desvestirse  también.   Él  la recostó sobre la alfombra en el piso  como si fuera una muñeca de porcelana, y aquellas manos grandes y suaves,  se deslizaron por todo su cuerpo.  Hacía mucho tiempo no sentía el contacto de unas manos así sobre su piel, y se sentía temblar y estremecer con el contacto  de la suya,  que hervía de fiebre.
Se movieron como las olas, lentamente primero, y luego como la erupción de un volcán  dormido que despertara.  Se repitieron  aquellos  movimientos y finalmente, quedaron uno encima del otro, exhaustos pero felices, mojados de sudor y de deseo.
Él tomó un cigarrillo y lo encendió.  Le ofreció a Ella un poco del café ya tibio, y comenzó a hablar,  -"Mañana debo salir rumbo a San Francisco, allí  recibiré una mención de honor  por mi  labor periodística  en varios campos de guerra,  y me asignarán  además  un puesto importante  al frente de uno de los periódicos más  prestigiosos locales, el  'San Francisco Chronicle.'    Perdóname por no habértelo dicho antes." 
Ella comenzó a llorar.  Ahora le sería imposible vivir sin la compañía de aquel hombre, pero fingió comprender y secó las lágrimas.  Pensó en la soledad que había vivido por tantos años, y  que  volvería a estar sola.   Además, Ella no podría irse  a  San Francisco,  ganaba buen  sueldo en lo que hacía y  le gustaba su vida tranquila  e independiente   en Boston.
A la mañana siguiente,   Ella misma lo llevó al aeropuerto.   Era muy temprano, apenas  había tráfico  por  la    'Commonwealth Avenue'  en la  ciudad  aún oscura.   Él se sentía apesadumbrado al tener que dejarla atrás, pero le prometió   escribirle en cuanto llegara y contarle todo.  Quedaron en comunicarse por cartas,  teléfono,  internet,  Skype.   Se besaron apasionadamente, como  si  quisieran  dejar un pedazo del uno en el otro.  La saliva  y  las  lágrimas  se  confundían entre los abrazos y besos.   Finalmente, Él la separó bruscamente y partió corriendo hacia el túnel que lo llevaría a la compuerta del avión.  
Durante el viaje de regreso a casa,  ella lloraba desesperadamente, presentía que no lo volvería   a ver,  tal vez  fuera ésta  la última vez.   Trataba de quitar estos  pensamientos,   ya que   Él le prometió   comunicarse  y  obtener un puesto  igualmente importante para  Ella  en San Francisco,  donde pudieran  vivir juntos para siempre.
No  iría  a trabajar ese día, ya que  se sentía muy triste.  Mejor era quedarse  en casa y  tomar un tiempo en  recuperarse.  Pensaba en que Él merecía ese reconocimiento,  ese  prestigioso trabajo.   Se alegró por Él,  que tanto había arriesgado   la  vida  en esos campos de batalla.
 Tiró   el abrigo, el bolso y los paquetes sobre el sofá al entrar a su apartamento.     Se dirigió a  la cocina, y puso la cafetera en  la estufa  para colar un poco de café.   Encendió  desde allí  con el control  la pantalla del televisor.   Para  su horror,  las noticias  mostraban  unos aviones que derrumbaban el  'World Trade Center,'   las torres gemelas de New York,  en un acto terrorista.
Corrió  hacia su maletín   y nerviosa  buscó   unos papeles... Miró el número de vuelo y la hora en que Él saldría rumbo a San Francisco.
Sus ojos se abrieron  y un grito de horror salió de su garganta :
-" NOOOOOO....."


 VIRTUAL

Sucinto retrato de enamorado                           

Antonio Gómez Hueso

Ella se reinventa cada tarde,
a eso del crepúsculo,
delante de adelfas y nenúfares,
jugueteando con lumínicas estelas,
mientras la noche, enérgica, amenaza.

Ella se reproduce cada instante,
a eso del ahora redentor,
arremolinándose en un auto abrazo,
ahuyentando a los feroces fantasmas,
abriendo sendas en la campiña marina.

Ella es libre a su modo,
que es el único modo de ser libre.
Yo la quiero así, indómita e insobornable.
Sabe que seguiré siempre su senda,
respirando su imperceptible aroma a sombras.

Toda mi luz, ella.


Escritor español natural de Torredonjimeno, donde vive en la actualidad. Ha publicado seis poemarios: "El vacío al desnudo" (Editorial El Paisaje), "Cien pájaros cortejando al Fénix" (Edición del Patronato de Cultura de Torredonjimeno), "Piedra y agua en el coito de los siglos" (Editorial Alcance, Andújar), "Jazz que disipa las nubes" (Edición del Centro de Estudios Históricos de Andalucía), "El más bello jardín" y "Flujo de mar en los sueños" (ambas de Editorial El Taller del Poeta). También es autor de la obra de Teatro: "Antonio", estrenada por la Agrupación Lírico-Dramática "Barahona de Soto" de Lucena y que es una introspección mágico-histórica sobre la vida y la obra de Antonio Machado. Igualmente se ha editado su relato "Negrocarbón y las Siete Gigantas", Primer Premio del I Certamen de Relato Infantil Ecológico de la Junta de Extremadura (Editora Regional de Extremadura). Su libro más reciente es un volumen de relatos titulado "Cuentos para viajar lejos" (Ediciones Rubeo, Málaga).
Parte de su obra puede leerse también en antologías poéticas nacionales e internacionales. Ejerce como miembro de diversas asociaciones literarias. Ha desarrollado también una extensa actividad periodística. Colabora actualmente en programas del Centro Andaluz de las Letras de la Junta de Andalucía, España.

VIRTUAL


Color purpura


  Diego López guzmán- Villavicencio – Colombia 


Árbol  entristecido por su purpura color
Aliento funesto, gloria de arenas tibias
Candente lunas de luceros
Que vida  que al transcurrir  se alegra
Desde aquí soy
Desde este corazón tembloroso
Mis ojos cansados al verte terminan de cansarse
Morir en tus brazos
Es vivir eternamente
Cual florecita en capullo
Tus pensamientos cantan en su sinfonía  inmortal
Al verte llegar  tiemblo y  suspiro
Cual hoja al viento
Niña morena y fea
Tus manos adornaron mis lirios
Y en este ser germino la ternura  sobre el campo
Que en su hierba perenne
Escucho mi llanto cantar
Llueve sobre las montañas
Su color verde negruzco
Y desde este inmenso llano
Mis anhelos te recuerdan
Como recuerdo  el árbol de almendro en la finca
Del abuelo
Cuentas veces sentado bajo su sombra escuche
Voces gratas
Llenas de amor y sentimiento
Nunca olvidare
Cuando cae la tarde en mi llano
Con sus garzas y sus bandadas
Como pañuelos blancos
En su adiós póstumo
Desde esta alma dolida por las alegrías
Me brotas
Y se consumen en sus cenizas
En una mañana latente.
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 VIRTUAL


Voy a buscarte llevando mil violetas en mis manos

All rights reserved to Ronny@Levy Benlabrat, Israel.


Hay algo tierno en ti como la brisa que juega con tus flores

Algo que conecta nuestros ojos con nuestras almas,

Persigo tus anhelos vibrando infatigablemente en tu lejana boca.

Hay una fuerza esotérica que nos une como viento y llovizna

Y ya hablo con tu alma que es la más bella y hermosa.

Me voy a buscarte llevando mil violetas en mis manos,

Tu rito femenino me posee con el sabor de la noche,

Tu piel me alienta en este frío invierno que yo siento.

Reclamo como un sueño tu lecho de luna y miel

Y en él me ahogo con la suave luz de tus labios.


Soy tu poeta destinado, princesa, flor de primavera,

En ti me encarcelo y contigo renazco en tus dominios,

Llegaste a mí como una larga infusión de soplo muy divino

Y ahora eres mi poesía en la eternidad de mis versos,

Mi amplio desierto es ahora un jardín florido de miles de amapolas

Eres mi motivo y mis acordes, eres mi sueño, mi nave en mis orillas,

Eres mi naturaleza y en ti encuentro la mansa arena de tu mirada.

Dame tu vaso lleno de amor y de aliento, una redoma de vino en mi vino,

Y brindaré por ti y contigo entre sonidos y hogueras.

Por ti amo la vida y tu amor ya es mi Dios que desciende y me cubre

Para hablarme una lengua de fragancias y milagros.

Esta noche me inundas con tu ser, te imprimes en mi ser,

¿Qué vas a hacer con ella? porque la tuya ya la tengo incorporada,

Cuídala que es frágil y sedienta, llévala contigo a todas partes,

Elévala con tus sedosas alas, bésala con tu boca hasta la soledad del alba.

Y todo nuestro futuro ya no será la sombra oscura del pasado

Sino un poema con un sabor de aurora, tomillo y romero.

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VIRTUAL
Hijo que no has nacido
Marisa Aragon Willner-Argentina
Hijo que no has nacido
sueño de amor trunco en la hebra de la vida
piel de ángel intocada
transparencia
criatura imaginada
conectada por sapientes cordones umbilicales
y del universo
tu alma tocó la mía y escuchó mis canciones
la he arrullado en el antes y el después
de tu despegue
yo me quedé llorando una y mil noches
sobre la vacía vasija de mi vientre
se dormían los pájaros
para acunarme
para anclarme a tierra firme
se dormían los pájaros
que supieron tu nombre sin que llegaran las aguas del bautizo
a entibiar tu frente.
Me dijeron que tu casa sería una estrella
que secaría dulcemente mis lágrimas,
que mirara frecuentemente al cielo
para hallarte niño ángel
para sentir la esencia floreciente de tu alma
ven resbalemos juntos
por la cascada donde juegan tus hermanos
hasta los atardeceres
en que fui elegida para perderte
mi descendiente del cielo
que me acaricias con ternura  y me enseñas
a cantarte bajito , por tu nombre de ángel
soy tu madre incondicional
en este punto en que viajaste
en  mi mundo placentario
¡qué dulce y movilizador fue amarte!
quiero acunarte  hasta que despierten los pájaros
y en los ojos azules de la tarde
me mires como lo soñó mi corazón y
con tu sonrisa dejes en mi el peso
intenso de la bendición de tu palma
tú que conoces por qué lloré tanto
con tu inocencia, seques mis lágrimas.
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LOCAL

LAMENTAMOS NO HAYA PODIDO ASISTIR





 

 La chiringa.


America Sora-Cuba-USA.


El comecatibía y la empinadora de chiringa sin hilo vivían en un bosque donde los animales eran sus vecinos y sus alimentos los frutos que colgaban de los muchos árboles que le daban sombra. Pasaban el día empinando chiringa observando cómo esta  volaba entre las nubes trayendo consigo el olor al universo.


El comecatibía estaba profundamente enamorado de la empinadora de chiringas sin hilo, la rodeaba con sus brazos y la cubría de besos por doquier entonando la más bella melodía al compás del revolotear de las mariposas y el suave sonido  del rio en su peregrinar.

La empinadora de chiringas cuidaba de esta, la mantenía cerca de su cuerpo, sabía que con sólo alzar sus brazos se perdía en el cielo y al bajarlos  regresaba rápidamente junto a ella. Cuando la pareja hacia el amor la chiringa anunciaba a todos en el bosque que estuvieran atentos pues la pasión que desataban sus cuerpos provocaba vientos fuertes, temblores y crecidas del rio. Ellos procuraban controlar sus emociones, conociendo que sus fuertes vibraciones dañarían  el entorno que tanto amaban.

Un mediodía cuando el sol estaba en el medio del cielo la pareja comenzó  a frotar sus cuerpos con tal intensidad que las ondas de placer que desprendieron retumbaron en todo el bosque. La chiringa remontó vuelo arrastrada por un fuerte viento nunca antes visto perdiéndose en la lejanía del nunca jamás. Todo quedó en un profundo silencio, se oyó un gran suspiro del comecatibía y la empinadora de chiringas sin hilo empezó a buscarla, pero no aparecía, subía y bajaba sus brazos sin conseguir que  regresara a su lado. Caminaron y caminaron cogidos de la mano mirando hacia el cielo en busca de su chiringa hasta llegar a un lugar que parecía el  límite de su mundo ¿estaría la chíriga del otro lado? Se abrazaron no sabían qué hacer, el comecatibía la miró a los ojos decidiendo continuar el camino hacia lo desconocido…

Se adentraron en un espacio sin vegetación, el suelo era duro les molestaba caminar, sus cuerpos sudaban, quemaba el sol, tenían sed. De pronto todo se iluminó, hacia la pareja se abalanzó un gran monstruo que se detuvo en seco haciendo un gran ruido. Cuando abrieron sus ojos estaban rodeados de seres como ellos, cubiertos sus cuerpos, mirándolos sorprendidos buscándole la solución a sus problemas, pero no conocían que su problema era que habían perdido su chiringa. Trataron de hacerse entender mirándoles fijamente a los ojos, pero estos seres escasos de mente se comunicaban entre sí por sonidos que salían de  sus labios, incomprensibles para la pareja que continuaban bajando y subiendo sus brazos en un espacio donde no se veía el cielo. Se miraron tiernamente, entonces adivinaron que habían perdido su paraíso.

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VIRTUAL
De amores
Elisa Bosch-Alma-Argentina
Extraño
Lagunas de amores,
Fusión de almas
Cuerpos ardientes.
Mar y arena,
En penumbra
Brillan las estrellas
LAGRIMA QUE CAE.
 Caminos
Despertar de un ángel
Cantar sublime,
El niño sueña
Campo y cielo.
El agua ya besa
Su terso rostro,
Pequeña sonrisa
Sensación de respirar.