VIRTUAL
El Saci
J.Toharia-España
Casi nunca fuimos a Sabiote en Semana Santa,
la casa de la abuela no está preparada para soportar
la inesperada visita de cuatro niños a cual
más revoltoso.
Es lo que tiene tener entre
cuatro y nueve años, la energía parece inagotable y la tranquilidad de una
abuela viuda, que vive sola, se vería
demasiado alterada.
Pero ese año tocaba, nunca llegué a recordar
el porqué, pero la historia no es esa, el viaje fue muy largo, en aquellos
años, ni las carreteras ni los vehículos son los que hay ahora, y tuvimos que
hacer noche en Úbeda en casa de unos tíos, un problema en el coche viejo de
papá nos retraso en ir a Sabiote un día más.
Así pues a la mañana
siguiente, fresca, tirando a fría, de eso me acuerdo bien, a la altura del Paso
en la carretera que une Sabiote a Úbeda, una figura alargada caminaba por el
borde de la carretera en dirección contraria a la nuestra, y en un segundo mi
padre reconoció esa figura, era el Abuelo.
Rápidamente redujo la marcha
hasta detenerse a la altura de él, y después de saludarnos, les dije a mis
padres que yo me bajaba del coche, que me quería ir con el abuelo dónde
quisiera que él fuese.
El viejo refunfuñaba que hacía
mucho frío y que mejor me hubiese ido con mi familia, al calorcito de algún
brasero viejo de picón, de esos que decían las abuelas que salían cabrillas...
Pero al final accedió, y me
fui con él, a dar una vuelta a la olivas, que les llamaba las del porvenir,
vete tu a saber que es esa
palabra tan rara “porvenir” no estaba en mi cabeza aún una palabra tan
difícil de entender con esa
edad.
Mis padres siempre me habían
dicho que éramos pobres, que había que apañarse con lo que teníamos, y que las
chuches eran de los ricos, que no nos faltase nada de comer era lo más
importante, esos eran sus principios y esos eran los principios que yo he
asumido hasta el presente.
Pero mí abuelo tenía que ser
rico, porque siempre que me veía, después de besarme me daba un caramelo “saci”
y siempre tenía el bolsillo lleno de esos caramelos.
Y aquél día frío, también me
dio el saci, y de nuevo me hizo creer que mi abuelo era rico, que
con aquél caramelo, Sabiote y
los sacis siempre irán unidos a mis reflexiones.
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VIRTUAL
Ensueño
Por Marianela Puebla-Chile
Te despertaré somnolienta madrugada
acariciando en la tibia cama sus costillas.
Ven, trae su mano a mi frente
beso temporal, incipiente sol
toca mi piel en agonía.
Te descubriré
cuando abra las ventanas
y la claridad te desayune entre
nubes glotonas de palomitas de maíz.
Hoy nos quedaremos juntos
contemplando zopilotes cazando sueños
en un espacio celeste.
Hoy, nuestros anhelos se harán realidad,
cuando sacudas tus pestañas doradas
sobre el dintel del cuarto.
Platicaremos de crepúsculos naranjas,
de amaneceres celestes
y habrá infinito tiempo para amar.
Por eso querida madrugada
te espero posada en el último ensueño
como cada aurora,
gotas de rocío
en hojas de esperanza.
Ana Kika
Lopez-Cuba-USA
Desde que lo sentí llegar, ya sabía que estaba de mal humor por la forma en
que había cerrado la puerta: un portazo, y directo al refrigerador a coger una
cerveza. La destapó de un tirón y se la bebió a largos tragos. Yo,
prudentemente, guardé silencio para darle tiempo de que se calmara. Pasaron
unos minutos antes de que se dignara a saludarme.
Casi a gritos me dijo:
—Acabo de fajarme con Pancholo. No le di un puñetazo, porque estábamos en
el trabajo, que si no…
— ¿Qué te pasó, mi amor?
— Este imbécil me discute que los Dolfins no van a ganar por su falta de
estrategia en el juego. El que haya una jugada equivocada un día, no quiere
decir que el team sea malo o que la
estrategia no sirve. El que no sirve es él que no conoce los detalles del football americano.
—Ay, viejo, yo creí que estabas molesto por algo más importante.
— ¿Qué esto no es importante? ¡Tú no sabes cómo es el juego, así que ni me
hables!
—No te enojes, mi vida. A ver, te voy a poner la tele para que veas las
noticias de los deportes y enseguida termino
lo que estoy haciendo para prepararte el baño.
Él se levantó, aplastó la lata vacía con sus manazas, tomó otra cerveza del
refri, y luego otra más, gruñendo constantemente.
—Viejo, ¡qué sed tienes hoy! — le dije, mientras me secaba las manos con un
trapo.
Se acercó amenazante.
— ¡Tengo sed, tengo rabia y no te metas en lo que hago!
Dio un golpe tan fuerte en la meseta que a mí se me cayeron los dientes del
susto.
─ ¡Mira lo que has hecho, so bruto! —Le grité
furiosa ̶ Me tumbaste los dientes, los
mejores y mas blanquitos que tenía… ¿Qué te has creído, malcriado? A mí no me
asustes más porque te estoy dando trancazos con el rodillo hasta que te tranquilices.
—Vieja, pero si yo ni te he tocado, fue a ti a quien se le cayeron los
dientes al suelo.
— ¡Por culpa tuya! Ahora mismo me los recoges todos y me los pones aquí
otra vez.
Él se agachó y mansamente recogió, uno por uno, todos los dientes de ajo
que estaban esparcidos por el piso de la cocina.
BIOGRAFÍA de Ana Kika López
Ana Kika López, nació en Chaparra, un pueblecito
azucarero, en la provincia de Oriente, Cuba. Se graduó con un doctorado en
Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana. Estudió pintura en la Escuela Nacional de
Arte San Alejandro. Escapó al exilio en 1964, pasando brevemente por México
desde donde cruzó ilegalmente el rio Bravo en balsa para trasladarse a Estados
Unidos.
A su llegada, se radicó en New Jersey donde obtuvo
un grado de Master en Rutgers University
de New Brunswick. Trabajó en el Newark
Museum como diseñadora hasta que, años después, se estableció en Miami
donde reside actualmente.
Ha publicado una obra familiar/biográfica “Nuestra familia”
(2002), y varias novelas más extensas:
“Tiempo Mágico” (2005), “Crónicas de un viaje a Cuba” (2006),
“El
Hermafrodita” (2011), “Escribiduras” (2011), “Un ángel
chocó con la ventana” (2013) y “El
ojo de la imaginación. Cuentos” (2015)
Sus cuentos han sido publicados en revistas, periódicos y en la Red. Además
fueron premiados en España, Méjico, Argentina, Texas y Miami.
DESTINO
(Un Pequeño
Cuento que pudo ser la historia de un Alguien, un El
y un Ella)
de
Xiomara J. Pages
©
2001
Le conoció una
tarde cualquiera, en un lugar sin nombre transitado por muchos,
pero Ella lo esperaba sólo a Él.
Miraba entretenida
unos papeles sentaba en una mesita del Café donde quedaron en reunirse.
Él no tardó en llegar y se acercó sonriendo, ya que la reconoció al
instante por las fotos de la prensa, y la llamó por su nombre. Ella
alzó los ojos, y se encontró con la figura alta de un hombre
apuesto y varonil. Tenía un bigote y una barba ya casi blancos,
pero eso lo hacía mucho más interesante. Sus ojos tenían algo misterioso,
y su voz la cautivó de inmediato.
Su saludo lleno de
ternura no abandonó ese ademán señorial que la conquistó. -"Hola,
¿Te hice esperar mucho?," dijo al hablarle... -"No
mucho," respondió Ella con una suave sonrisa.
Comenzaron a
charlar de mil cosas, de aquéllos eventos y planes entre periodistas, como
habían acordado ese día. Pero ambos se sentían nerviosos.
Ella estaba acostumbrada a conversar con otros hombres, reunirse con ellos en
diferentes sitios, pero hoy sentía algo diferente
con Él. De pronto, le dió miedo que estuvieran tan
cerca. Podía sentir su aliento, su voz que acariciaba sus
oídos, su piel aún tersa a pesar de los años y la rudeza de la vida, cada
vez que sus manos tropezaban entre los papeles. Ella se sentía
turbada, y trataba de disimularlo. Dentro de aquellos ojos
varoniles, se percibía algo bueno y triste a la vez. Algo
le atraía inmensamente hacia aquel hombre.
Llegó a la
casa, preguntándose tantas veces, -"¿Por qué... Por qué siento
esto con Alguien que hasta hoy era desconocido para mí?"
... Cuestionaba el magnetismo que los atraía, porque Ella pudo intuir que Él
también luchaba para evitar que se le notara.
Buscó la manera y
todas las excusas posibles para seguir llamando y viéndolo de vez en
cuando. Compartieron más y más cosas en un corto tiempo, y llegaron
a ser íntimos amigos. Aprendieron mucho el uno del otro. Hablaron
de sus vidas, sus proyectos, sus metas.
Y un día, fue
inevitable. Se encontraban solos una tarde, trabajando en una vieja
oficina del centro. Ella se le acercaba con un vaso de café entre
las manos. De repente, Él la tomó por la cintura... colocó el
vaso sobre un buró cercano, y la atrajo contra su
pecho. La besó mil veces, Ella trató de rechazarlo
inútilmente, quería pensar en varios motivos para rechazarlo, pero no
pudo... Cuando se dió cuenta ya Él besaba su boca, su cuello, su pecho, y la
iba despojando de sus ropas. Ella le ayudó a
desvestirse también. Él la recostó sobre la alfombra en
el piso como si fuera una muñeca de porcelana, y aquellas manos grandes y
suaves, se deslizaron por todo su cuerpo. Hacía mucho tiempo no
sentía el contacto de unas manos así sobre su piel, y se sentía temblar y
estremecer con el contacto de la suya, que hervía de fiebre.
Se movieron como
las olas, lentamente primero, y luego como la erupción de un volcán
dormido que despertara. Se repitieron aquellos movimientos y
finalmente, quedaron uno encima del otro, exhaustos pero felices, mojados de
sudor y de deseo.
Él tomó un
cigarrillo y lo encendió. Le ofreció a Ella un poco del café ya tibio, y
comenzó a hablar, -"Mañana debo salir rumbo a San Francisco,
allí recibiré una mención de honor por mi labor
periodística en varios campos de guerra, y me asignarán
además un puesto importante al frente de uno de los periódicos
más prestigiosos locales, el 'San Francisco
Chronicle.' Perdóname por no habértelo dicho
antes."
Ella comenzó a
llorar. Ahora le sería imposible vivir sin la compañía de aquel hombre,
pero fingió comprender y secó las lágrimas. Pensó en la soledad que había
vivido por tantos años, y que volvería a estar sola.
Además, Ella no podría irse a San Francisco, ganaba
buen sueldo en lo que hacía y le gustaba su vida tranquila e
independiente en Boston.
A la mañana
siguiente, Ella misma lo llevó al aeropuerto. Era muy
temprano, apenas había tráfico por la 'Commonwealth
Avenue' en la ciudad aún oscura. Él se sentía
apesadumbrado al tener que dejarla atrás, pero le prometió
escribirle en cuanto llegara y contarle todo. Quedaron en comunicarse por
cartas, teléfono, internet, Skype. Se besaron
apasionadamente, como si quisieran dejar un pedazo del uno en
el otro. La saliva y las lágrimas se
confundían entre los abrazos y besos. Finalmente, Él la separó
bruscamente y partió corriendo hacia el túnel que lo llevaría a la compuerta
del avión.
Durante el viaje
de regreso a casa, ella lloraba desesperadamente, presentía que no lo
volvería a ver, tal vez fuera ésta la última
vez. Trataba de quitar estos pensamientos, ya
que Él le prometió comunicarse y obtener un
puesto igualmente importante para Ella en San
Francisco, donde pudieran vivir juntos para siempre.
No
iría a trabajar ese día, ya que se sentía muy triste. Mejor
era quedarse en casa y tomar un tiempo en recuperarse.
Pensaba en que Él merecía ese reconocimiento, ese prestigioso
trabajo. Se alegró por Él, que tanto había
arriesgado la vida en esos campos de batalla.
Tiró
el abrigo, el bolso y los paquetes sobre el sofá al entrar a su
apartamento. Se dirigió a la cocina, y puso la
cafetera en la estufa para colar un poco de café. Encendió
desde allí con el control la pantalla del televisor.
Para su horror, las noticias mostraban unos aviones que
derrumbaban el 'World Trade Center,' las torres
gemelas de New York, en un acto terrorista.
Corrió hacia
su maletín y nerviosa buscó unos papeles... Miró
el número de vuelo y la hora en que Él saldría rumbo a San Francisco.
Sus ojos se abrieron y un grito de
horror salió de su garganta :
-" NOOOOOO....."
-" NOOOOOO....."
VIRTUAL
Sucinto retrato de enamorado
Antonio Gómez
Hueso
Ella se reinventa
cada tarde,
a eso del crepúsculo,
delante de adelfas y
nenúfares,
jugueteando con
lumínicas estelas,
mientras la noche,
enérgica, amenaza.
Ella se reproduce
cada instante,
a eso del ahora
redentor,
arremolinándose en un
auto abrazo,
ahuyentando a los
feroces fantasmas,
abriendo sendas en la
campiña marina.
Ella es libre a su
modo,
que es el único modo
de ser libre.
Yo la quiero así,
indómita e insobornable.
Sabe que seguiré
siempre su senda,
respirando su
imperceptible aroma a sombras.
Toda mi luz, ella.
Escritor español natural
de Torredonjimeno, donde vive en la actualidad.
Ha publicado seis poemarios: "El vacío al desnudo"
(Editorial El Paisaje), "Cien pájaros cortejando al Fénix"
(Edición del Patronato de Cultura de Torredonjimeno), "Piedra y agua en el coito
de los siglos" (Editorial Alcance, Andújar), "Jazz que disipa las nubes"
(Edición del Centro de Estudios Históricos de Andalucía), "El más bello jardín"
y "Flujo
de mar en los sueños"
(ambas de Editorial El Taller del Poeta). También es autor de la obra de
Teatro: "Antonio", estrenada por la Agrupación Lírico-Dramática
"Barahona de Soto" de Lucena y
que es una introspección mágico-histórica sobre la vida y la obra de Antonio Machado. Igualmente se ha editado su
relato "Negrocarbón y las Siete Gigantas", Primer Premio del I
Certamen de Relato Infantil Ecológico de la Junta de Extremadura (Editora Regional de Extremadura). Su
libro más reciente es un volumen de relatos titulado "Cuentos para viajar lejos"
(Ediciones Rubeo, Málaga).
Parte de su obra
puede leerse también en antologías poéticas nacionales e internacionales.
Ejerce como miembro de diversas asociaciones literarias. Ha desarrollado
también una extensa actividad periodística. Colabora actualmente en programas
del Centro Andaluz de las Letras de la Junta de Andalucía, España.
VIRTUAL
Color purpura
Diego
López guzmán- Villavicencio – Colombia
Árbol entristecido por su purpura color
Aliento funesto, gloria de arenas tibias
Candente lunas de luceros
Que vida que al transcurrir se alegra
Desde aquí soy
Desde este corazón tembloroso
Mis ojos cansados al verte terminan de cansarse
Morir en tus brazos
Es vivir eternamente
Cual florecita en capullo
Tus pensamientos cantan en su sinfonía
inmortal
Al verte llegar tiemblo y suspiro
Cual hoja al viento
Niña morena y fea
Tus manos adornaron mis lirios
Y en este ser germino la ternura sobre el
campo
Que en su hierba perenne
Escucho mi llanto cantar
Llueve sobre las montañas
Su color verde negruzco
Y desde este inmenso llano
Mis anhelos te recuerdan
Como recuerdo el árbol de almendro en la
finca
Del abuelo
Cuentas veces sentado bajo su sombra escuche
Voces gratas
Llenas de amor y sentimiento
Nunca olvidare
Cuando cae la tarde en mi llano
Con sus garzas y sus bandadas
Como pañuelos blancos
En su adiós póstumo
Desde esta alma dolida por las alegrías
Me brotas
En una mañana latente.
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VIRTUAL
Voy
a buscarte llevando mil violetas en mis manos
All rights reserved to Ronny@Levy Benlabrat, Israel.
Hay algo tierno en ti como la brisa que
juega con tus flores
Algo que conecta nuestros ojos con
nuestras almas,
Persigo tus anhelos vibrando
infatigablemente en tu lejana boca.
Hay una fuerza esotérica que nos une
como viento y llovizna
Y ya hablo con tu alma que es la más
bella y hermosa.
Me voy a buscarte llevando mil violetas
en mis manos,
Tu rito femenino me posee con el sabor
de la noche,
Tu piel me alienta en este frío invierno
que yo siento.
Reclamo como un sueño tu lecho de luna y
miel
Y en él me ahogo con la suave luz de tus
labios.
Soy tu poeta destinado, princesa, flor
de primavera,
En ti me encarcelo y contigo renazco en
tus dominios,
Y ahora eres mi poesía en la eternidad
de mis versos,
Mi amplio desierto es ahora un jardín
florido de miles de amapolas
Eres mi motivo y mis acordes, eres mi
sueño, mi nave en mis orillas,
Eres mi naturaleza y en ti encuentro la
mansa arena de tu mirada.
Dame tu vaso lleno de amor y de aliento,
una redoma de vino en mi vino,
Y brindaré por ti y contigo entre
sonidos y hogueras.
Por ti amo la vida y tu amor ya es mi
Dios que desciende y me cubre
Para hablarme una lengua de fragancias y
milagros.
Esta noche me inundas con tu ser, te
imprimes en mi ser,
¿Qué vas a hacer con ella? porque la
tuya ya la tengo incorporada,
Cuídala que es frágil y sedienta,
llévala contigo a todas partes,
Elévala con tus sedosas alas, bésala con
tu boca hasta la soledad del alba.
Y todo nuestro futuro ya no será la
sombra oscura del pasado
Sino un poema con un sabor de aurora,
tomillo y romero.
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VIRTUAL
Hijo que no has nacido
Marisa
Aragon Willner-Argentina
Hijo que no has nacido
sueño de amor trunco en la hebra de la vida
piel de ángel intocada
transparencia
conectada por sapientes cordones umbilicales
y del universo
tu alma tocó la mía y escuchó mis canciones
la he arrullado en el antes y el después
de tu despegue
yo me quedé llorando una y mil noches
sobre la vacía vasija de mi vientre
se dormían los pájaros
para acunarme
para anclarme a tierra firme
se dormían los pájaros
que supieron tu nombre sin que llegaran las aguas
del bautizo
a entibiar tu frente.
Me dijeron que tu casa sería una estrella
que secaría dulcemente mis lágrimas,
que mirara frecuentemente al cielo
para hallarte niño ángel
para sentir la esencia floreciente de tu alma
ven resbalemos juntos
por la cascada donde juegan tus hermanos
hasta los atardeceres
en que fui elegida para perderte
mi descendiente del cielo
que me acaricias con ternura y me enseñas
a cantarte bajito , por tu nombre de ángel
soy tu madre incondicional
en este punto en que viajaste
en mi mundo placentario
¡qué dulce y movilizador fue amarte!
quiero acunarte hasta que despierten los
pájaros
y en los ojos azules de la tarde
me mires como lo soñó mi corazón y
con tu sonrisa dejes en mi el peso
intenso de la bendición de tu palma
tú que conoces por qué lloré tanto
con tu inocencia, seques mis lágrimas.
LAMENTAMOS NO HAYA PODIDO ASISTIR
America Sora-Cuba-USA.
El comecatibía y la empinadora de chiringa
sin hilo vivían en un bosque donde los animales eran sus vecinos y sus
alimentos los frutos que colgaban de los muchos árboles que le daban sombra.
Pasaban el día empinando chiringa observando cómo esta volaba entre las nubes trayendo consigo el
olor al universo.
El comecatibía estaba profundamente enamorado
de la empinadora de chiringas sin hilo, la rodeaba con sus brazos y la cubría
de besos por doquier entonando la más bella melodía al compás del revolotear de
las mariposas y el suave sonido del rio
en su peregrinar.
La empinadora de chiringas cuidaba de esta,
la mantenía cerca de su cuerpo, sabía que con sólo alzar sus brazos se perdía
en el cielo y al bajarlos regresaba
rápidamente junto a ella. Cuando la pareja hacia el amor la chiringa anunciaba
a todos en el bosque que estuvieran atentos pues la pasión que desataban sus
cuerpos provocaba vientos fuertes, temblores y crecidas del rio. Ellos
procuraban controlar sus emociones, conociendo que sus fuertes vibraciones
dañarían el entorno que tanto amaban.
Un mediodía cuando el sol estaba en el medio
del cielo la pareja comenzó a frotar sus
cuerpos con tal intensidad que las ondas de placer que desprendieron retumbaron
en todo el bosque. La chiringa remontó vuelo arrastrada por un fuerte viento
nunca antes visto perdiéndose en la lejanía del nunca jamás. Todo quedó en un
profundo silencio, se oyó un gran suspiro del comecatibía y la empinadora de
chiringas sin hilo empezó a buscarla, pero no aparecía, subía y bajaba sus
brazos sin conseguir que regresara a su
lado. Caminaron y caminaron cogidos de la mano mirando hacia el cielo en busca
de su chiringa hasta llegar a un lugar que parecía el límite de su mundo ¿estaría la chíriga del
otro lado? Se abrazaron no sabían qué hacer, el comecatibía la miró a los ojos
decidiendo continuar el camino hacia lo desconocido…
Se adentraron en un espacio sin vegetación,
el suelo era duro les molestaba caminar, sus cuerpos sudaban, quemaba el sol,
tenían sed. De pronto todo se iluminó, hacia la pareja se abalanzó un gran
monstruo que se detuvo en seco haciendo un gran ruido. Cuando abrieron sus ojos
estaban rodeados de seres como ellos, cubiertos sus cuerpos, mirándolos
sorprendidos buscándole la solución a sus problemas, pero no conocían que su
problema era que habían perdido su chiringa. Trataron de hacerse entender
mirándoles fijamente a los ojos, pero estos seres escasos de mente se
comunicaban entre sí por sonidos que salían de sus labios, incomprensibles para la pareja que
continuaban bajando y subiendo sus brazos en un espacio donde no se veía el
cielo. Se miraron tiernamente, entonces adivinaron que habían perdido su
paraíso.
De
amores
Elisa Bosch-Alma-Argentina
Extraño
Lagunas
de amores,
Fusión
de almas
Cuerpos
ardientes.
Mar
y arena,
En
penumbra
Brillan
las estrellas
LAGRIMA
QUE CAE.
Caminos
Despertar
de un ángel
Cantar
sublime,
El
niño sueña
Campo
y cielo.
El
agua ya besa
Su
terso rostro,
Pequeña
sonrisa
Sensación
de respirar.