A veces el silencio
A veces el silencio irrumpe
en los espacios más íntimos del
alma,
convoca a duendes escribas,
trayendo recuerdos
plasmados en papiros,
de los ojos caen líquidas
estrellas,
y el silencio se adueña de la
estancia.
A veces el silencio es simple
soledad,
soledad concentrada
soledad diluida
soledad muda,
o simplemente silencio.
Solo a vos mismo.
No ves más allá de todo lo
convencional
No ves más allá de tus propias
narices
no oyes la sonoridad de su
voz
cual campanas llorando al viento
como alarido desgarrante
apuñalando la noche.
No, no ves las sombras ciñéndose
de sus pupilas
ni el marchito beso muriendo en
sus labios
ajados por el tiempo de la
nostalgia.
No, no ves las soledades como
racimos
cayendo de sus dedos,
escondiéndose
en los raídos bolsillos del
delantal,
entre uñas quebradas y piel
reseca.
Ni ves la penumbra que se
arrastra
detrás de su paso cansado.
Hay un grito ahogado en su
garganta
pero vos no ves nada, nunca
viste nada,
porque para no lastimarte
suelta palomas todas las noches
en tu cuerpo,
despierta etéreas mariposas por
las mañanas en tus labios,
susurra melodías cada
atardecer en tus oídos,
mientras por dentro va muriendo
de tanto amor muerto que la
embarga,
pero vos no ves nada,
porque solo te ves a vos mismo.
Por Anngiels Grigera