Poema de ANNGIELS GRIGERA
Latía el beso en sus labios
como latía el deseo en mi sexo
Le palpitaban las caricias en las manos
como palpitaba la lujuria en mi cuerpo
Él, ángel de los sentidos,
yo, hechicera furtiva del infierno.
El placer desbordaba mi centro,
el goce cortaba sus alas.
Y el ángel convertido en hombre
cayó de rodillas en el templo
que se abría justo debajo
de la humedad de mis piernas
totalmente vencido, desterrado del cielo
olvidó que fue un ángel, prefiriendo el averno.