domingo, 20 de diciembre de 2009

Liliana C. García - Las Fauces de la noche


Fueron tus manos peregrinas
las que hollaron mis distancias
sin fronteras
cayendo en el abismo de las llamas
sin siquiera transitar el ritmo
de la espera.
Esas manos tuyas que atesoro
en el cofre de mi alma
atrapadas en quimeras
como magas de mis sueños
como dagas en el pecho
como flor de primavera,
fueron esas magas peregrinas
que encendieron de pasiones
mis hogueras.
Hoy las busco en los cielos
incompletos,
en las noches que son ciegas
sin estrellas,
en los bosques silenciosos de mi alma,
en mi corazón vacío que se muere
de la pena.
Perdida en el desierto que es el cielo
con las fauces bien abiertas,
devorándome como leones,
como fieras siempre alertas,
encuentro un volcán
en aquellos ojos
que vuelven a quemarme
con el fuego eterno de tu hoguera



Por Liliana Cristina Garcia